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Alubias con aceite de hierbas

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Compartimos hace unas semanas nuestra primera incursión en las legumbres sous vide y la verdad es que los resultados fueron espectaculares. Preparamos unas alubias de la Bañeza-León a baja temperatura  y conseguimos unas alubias intactas pero tiernas y con un saborazo que nunca encontrarás en una alubia de bote.

Si te animas a prepararlas te recomendaría cocinarlas en grandes cantidades y congelar junto con el agua de la cocción las que no vayas a consumir. Bastará con calentarlas de nuevo cuando lo necesites para volver a tener listas unas alubias de primera para lo que se te antoje.

La receta de hoy es muy simple. Las aliñaremos con un buen aceite, un poquito de zumo de limón, ajo y algunas hierbas frescas y de esta forma dejaremos todo el protagonismo a nuestras queridísimas alubias.

¡Allá vamos!

¡Receta sana donde las haya!

Alubias con aceite de hierbas

Previamente habremos cocido las alubias sous vide siguiendo estas instrucciones, o si no tenemos la paciencia podemos hacer la receta con alubias ya cocidas, lavadas y escurridas.

Metemos el cebollino, el perejil y la albahaca en un vaso de batidora. Lo trituramos bien y añadimos los 3/4 de taza de AOVE. Volvemos a batir hasta que consigamos un aceite verde emulsionado y homogéneo.

Aceite verde que te quiero verde.

En una sartén ponemos calentar un chorro de aceite. Añadimos los dientes de ajo en láminas y cuando empiecen a dorarse añadimos las alubias escurridas. Corregimos de sal y pimienta.

Unas vueltas de pimienta nunca le vienen mal a las alubias.

Lo cocinamos todo junto unos minutos para que se mezclen los sabores. Machacamos algunas alubias con una cuchara para que al volver a mezclar queden bien ligadas.

Machaca algunas alubias para conseguir un caldo más ligado.

Añadimos la media taza de caldo de pollo y lo dejamos al fuego un par de minutos más o hasta que obtengamos una salsa cremosa.

Pasamos las alubias a un bol. Vamos añadiendo el aceite de hierbas y lo vamos mezclando con cuidado.

Mezcla y disfruta.

Ajusta de sal y pimienta ¡y ya estará listo para servir! Sobre una tostada está de muerte. En nuestro caso lo hicimos sobre un pedazo de pan sardo para darle un punto crujiente. Mmmmm… ¡rico!

Un bocado espectacular.
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